Los misterios del andarríos patiamarillo, revelados

Mediante el uso de radiotransmisores y torres MOTUS, los científicos hoy entienden mejor cómo estas aves costeras logran viajar ida y vuelta desde el bosque Boreal, en el Norte de América, hasta Colombia.
Lesser Yellowlegs wading in water.

APP Américas, junto con la asociación Selva y la Universidad ICESI, iniciaron en abril un proyecto para colocar marcadores de telemetría en diez andarríos patiamarillos (Tringa flavipes) en sus zonas de invernada en Colombia. Al parecer, varias de las aves realizaron increíbles vuelos sin escalas desde allí hasta los Estados Unidos, según el momento en que fueron detectadas en las estaciones receptoras de la torre Motus, que conforman la red que rastrea este tipo de etiquetas.

Sin embargo, después de que las aves pasaron por Estados Unidos, en mayo, las señales desaparecieron. ¿Por qué?

Porque estas aves se reproducen en las zonas remotas del bosque boreal de Canadá y Alaska, una región en la que abundan las turberas llenas de esfagno, que son el hábitat de anidación favorito de los patiamarillos. Lo que no abunda son las torres Motus. De hecho, hay muy, muy pocas en esta región. Nos recuerda a las unidades EZ-Pass (peajes) que registra cuando pasamos con nuestros vehículos por ciertos puntos de la autopista y nos cobra por los tramos que conducimos. Cuando salimos de la autopista y conducimos por otras carreteras, la señal de nuestro EZ-Pass no se capta. Desde la perspectiva del sistema de control de la autopista, desaparecemos cuando nos alejamos de los receptores que captan la señal.

En esencia, eso es lo que ocurre cuando esos patiamarillos marcados van más allá de la red de receptores de la torre Motus y se adentran en el vasto bosque boreal. Desaparecen.

Ahora, algunos patiamarillos menores -como también se les conoce en español- están iniciando y, de paso, reapareciendo. Una torre Motus en Michigan detectó el primer individuo, de las diez aves etiquetadas en Colombia, el 23 de junio pasado, viajando hacia el sur. A partir del 12 de julio se detectaron cuatro más.

 

Sorprendentemente, tres de las aves pasaron por encima de la misma torre Motus en el centro de Dakota del Norte: una el 12 de julio, otra el 17 de julio y, una más, el 20 de julio. Parece una autopista de aves bastante ocupada si se tiene en cuenta que tres de cada diez patiamarillos marcados volaron sobre ese mismo lugar durante un periodo de ocho días.

El individuo detectado por primera vez en Michigan, a finales de junio, se encuentra ahora en los humedales al sur de Filadelfia. ¿Se imaginan pasar del remoto y probablemente muy tranquilo bosque boreal al ajetreo de ese ruidoso paisaje?

Una de las aves que pasó por Dakota del Norte el 20 de julio llegó a la costa de Carolina del Norte al día siguiente. ¡Una distancia de unos 1.500 kilómetros! Tres de las aves fueron detectadas por última vez en la parte central de Estados Unidos.

Estaremos atentos a la esperada detección de los cinco restantes patiamarillos, siempre y cuando lleguen al sur desde el bosque boreal. Y tenemos muchas preguntas. ¿Pasarán más de ellos por Dakota del Norte? ¿Volarán todos a la Costa Atlántica o algunos irán a la Costa del Golfo? ¿Se quedarán mucho tiempo en Estados Unidos o se desplazarán rápidamente hacia el sur? ¿Migrarán a través de las islas del Caribe o pasarán por la costa de México y Centroamérica? ¿Volverán al lugar donde fueron marcados en el Valle del Cauca de Colombia? ¿Se quedarán allí durante el invierno o se desplazarán aún más al sur?

Es emocionante asomarse a los grandes misterios de aves como la Tringa flavipes  y reflexionar más profundamente sobre los lugares que los humanos debemos proteger para que puedan sobrevivir en sus maratonianas migraciones.

Este es el tipo de información vital que aportará soluciones de conservación sobre el terreno, para ayudar a los patiamarillos, a otras aves de los humedales, además de otras formas de biodiversidad. Mientras el mundo se prepara para la histórica reunión de la COP15 del Convenio sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas, a celebrarse este diciembre en en Montreal, esperemos que los líderes de las naciones del mundo también piensen en las soluciones y los compromisos que necesitan para ayudar a especies como el patiamarillo y para invertir el declive de las aves y de toda la biodiversidad.