Los primeros modelos del clima se desarrollaron en la década de 1970, cuando la programación de computadoras todavía se realizaba utilizando tarjetas perforadas. Eran asuntos relativamente simples que redujeron al mundo y su infinita complejidad a una serie de enormes cajas. Cuando se añadió dióxido de carbono a la atmósfera idealizada de los modelos, el resultado fue un calentamiento tan drástico que, en el verano de 1979, la Academia Nacional de Ciencias convocó a un panel para investigar el asunto. Después de reunirse durante una semana en Woods Hole, Massachusetts, el grupo emitió un breve informe, con una conclusión a la que calificó de "preocupante". Los científicos habían buscado defectos en los modelos, pero no encontraron ninguno. "Si el dióxido de carbono sigue aumentando, el grupo de estudio no encuentra ninguna razón para dudar cuáles serán los resultados de los cambios climáticos y no hay razón para creer que estos cambios serán insignificantes"...